viernes, 11 de febrero de 2011

3 cosas sobre la educación que debes saber antes de morir



Si hablamos de palabras llenas de sabiduría, Buda le patea el trasero a quien tenga la osadía de desafiarlo. Aunque pensándolo mejor, quizás no lo haría. Pero a lo que me refiero es que tiene frases para repartir a quien necesite.

Una de mis favoritas es un llamado a ser escépticos.

"No creas en nada, no importa donde lo leíste, o quién lo dijo, no importa si yo lo he dicho, a menos que esté de acuerdo con tu propia razón y tu propio sentido común."

Yo propongo humildemente que la frente de cada ser humano al momento de nacer sea tatuada con esta frase.

¿Por qué?

Porque cada uno de nosotros pasa gran parte de su vida junto a ideas que no cuestionamos y que creemos verdaderas, pero que realmente no lo son.

No, no eres estúpido ni ignorante. Es solo que desde pequeños escuchamos una versión de cómo funciona el mundo, y con los años la aceptamos y dejamos de cuestionar.

Esto es especialmente cierto en la educación.

Si tus padres y amigos más cercanos se han educado de la misma forma, no es extraño que la frase "siempre se ha hecho así" adquiera un poder que la haga difícil de derrotar. Aún si eres un maestro de kung fu o Chuck Norris.

Entonces no es raro que aceptes, prácticamente sin cuestionar, una idea de lo que es la educación. Aún cuando esta no sea cierta.

Una advertencia: si desafiar tus creencias te provoca incomodidad o una alergia, te recomiendo leer solo hasta este punto.

Si decides continuar, te quiero presentar tres cosas que mi limitada experiencia sobre este planeta me ha enseñado sobre educación.

1. La educación y escuela no son lo mismo

Cuando escuchas a un político hablar de que tanto y tanto dinero se invertirá para mejorar la educación inmediatamente sabes que irá a las escuelas, ¿cierto?

Pero educación y escuelas no son lo mismo, ¿o sí?

No, no lo son.

Lo que sucede en la escuela es una forma entre muchas de obtener una educación; es instrucción. Es una preparación para el "mundo real".

Quizás pienses que estoy exagerando. Quizás pienses que no es tan importante que se le llame instrucción o educación. Pero si es muy importante.

Imagina que durante diez años se usa la palabra "deporte" para referirnos al basquetbol. Imagina que comienzas a usar frases como "voy a un partido del deporte" o "hay que comprar balones nuevos para el equipo del deporte".

¿Qué sucedería con el fútbol, el rugby, el golf o la gimnasia después de un tiempo?

Es posible que ya no los consideremos deportes. Es posible que el interés que tengan las personas por ellos disminuya o que en algunos casos simplemente desaparezca.

Lo mismo sucede con la educación. No existe una sola forma en que una persona pueda educarse. Existen muchas. Pero solo tenemos conciencia de un solo camino, o creemos que es el más importante.

¿Me creerías si te dijera que una de las mejores maneras de que un niño se desarrolle es que pase su tiempo jugando en vez de estar sentado frente a una pizarra?

Quizás no, pero es cierto.

Una de las formas más efectivas de lavar cerebros es el uso del lenguaje. Es importante tener consciencia de que muchas veces el discurso que escuchas no tiene relación con la realidad.

2. Aprendes aun cuando crees que no lo haces

Quizás esto sea impactante y traumático de escuchar, pero es necesario que lo hagas.

¿Listo? Preparado o no, aquí va.

Las personas no solo aprenden sentadas horas y horas en una sala de clases frente a una pizarra. En realidad, uno aprende todo el tiempo.

Cuando pasas horas y horas inmerso en una conversación, leyendo, jugando o simplemente tirado en tu cama, aprendes.

Aún así, después de años en la escuela tenemos la idea que el resultado de nuestro esfuerzo es el aprendizaje. Pero no es así. Aprender es algo que sucede lo quieras o no. Sucede cuando haces algo y cuando haces nada.

Cuando tu mente está apagada al estar viendo tu reality show favorito, aprendes a no estar feliz con tu cuerpo, que tu vida no es interesante o que debes comportarte como un idiota para llamar la atención y ser famoso.

Todo sucede sin estar conscientes, pero sucede.

Por ejemplo, en la escuela nos sentamos por horas para aprender aritmética. En la vida real esta se aprende al intentar comprar la mayor cantidad de dulces posibles con un poco de dinero. O aprendemos química y biología al preocuparnos por nuestra alimentación.

No necesitamos sentarnos día tras día entre cuatro paredes para aprender. El aprendizaje es algo que sucede en todo momento y en todo lugar. Lo quieras o no.

3. Aprendes cuando sientes interés

La ultra sagrada misión de la escuela es formar personas para que puedan vivir en el mundo real. Para que esto suceda se enseñan conocimientos y habilidades que alguien (misterio #1: ¿quién?) decidió que son importantes (misterio #2: ¿por qué?).

La pregunta del millón de dólares es si realmente aprendemos.

Según mi experiencia, en gran parte no lo hacemos. Mucho de lo que se estudia lo memorizamos para contestar un examen y luego olvidamos dos o tres semanas después.

Lo que sí recuerdo son los conocimientos que utilizo cada día y los que en algún momento me interesaron. Pero eso no es más que el cinco o diez por ciento de lo que se intentó enseñar en la escuela.

Ahora que me encuentro viviendo en el mundo real, me he dado cuenta que cuando más aprendo es al buscar satisfacer mi curiosidad.

Es muy distinta mi relación con un libro que me interesa leer que con otro que leo por obligación. El primero tiene el poder de desvelarme hasta la madrugada. El segundo de dormirme a los pocos minutos.

Quizás eso explica mis innumerables bostezos en las clases que no me interesaban.

Finalmente, no deberías tomar estas ideas como un intento de convencerte de ver la educación de una manera distinta. Estas ideas están basadas en mi experiencia y en mi forma de ver el mundo.

Como dice Buda, no deberías aceptar una idea “a menos que esté de acuerdo con tu propia razón y tu propio sentido común”.

Si es así, me alegro que coincidamos.



Fuente: Aprender en libertad

No hay comentarios:

Publicar un comentario