viernes, 9 de marzo de 2012

Una mañana en la cocina

Hoy me sentí bastante inspirada y decidí invertir tiempo en algo que me gusta mucho y que es hornear, además Mateo traía energía de sobra, así que le encantó la idea de ayudarme y ensuciar un poco, mucho más bien.

Nos pusimos manos a la obra con una pizza para la comida y un pan (o bizcocho) de chocolate para la media tarde. La receta de la masa de pizza que hicimos fue sacada de aquí y la del pan de aquí.

Empezamos con la foto inicial y Mateo quiso que también saliera Muriel, pero a estas alturas del embarazo no cabemos las dos en la misma foto, así que la afortunada fue ella :)



Primero, a preparar la masa para la pizza.


En lo que la masa reposa para que "levante", empezamos el pan.


Listo para el horno. Aquí pasa algo muy curioso, siempre que terminamos de hacer la mezcla y llega la hora de meterla al horno, a Mateo no le gusta y llora como si de algo malo se tratara. La foto es antes de mencionarle el fatal momento que seguía.


Los beneficios de ser el ayudante.


El pan listo.


La pizza lista. Esta vez elegimos salsa de tomate (hecha en casa), queso, aceitunas negras, cebolla, pimiento verde y champiñones. La verdad es que quedó muy rica.


Pasamos gran parte de la mañana en esto, es que cocinar con niños requiere de paciencia, pero es muy divertido y gratificante, sobre cuando entienden que lo que se están comiendo lo hicieron ellos con sus manos.

Saludos a todos.

jueves, 8 de marzo de 2012

Resultado del Teje Conmigo

Me uní al Teje Conmigo de El blog de Evelyn, y este fue el resultado:


Soy principiante en esto de tejer con gancho, pero reconozco que me encanta y una vez que empiezo algo me comen las ansias de encontrar un tiempito libre para ponerme a tejer. Esto es lo primero que tejo para mi bebé, así que ya se habrán dado cuenta que se trata de una niña. Los primeros meses no quería dejarse ver pero ya con siete meses creo que podemos darlo por seguro. La esperamos para mayo y se llamará Muriel. Claro, el gorro lo tejí algo más grande porque lo estará estrenando para el próximo invierno, para entonces será una bebé de 6 meses.

Gracias a Evelyn! Seguro que me apunto en la próxima oportunidad.

lunes, 5 de marzo de 2012

Recordar lo que ya sabemos

Mateo tiene más de 2 años y reclama ya una autonomía que me deja sorprendida, además de una constante reafirmación de sus deseos acompañada, alguna de las veces, con algún berrinche o negación ante lo que su papá y yo le pedimos. Entonces, lo que hasta ahora he defendido sobre la crianza se pone a prueba, porque debemos reconocer que hablar de crianza respetuosa y demás adjetivos de "vanguardia" suele ser muy sencillo cuando tenemos a nuestro lado a un bebé de meses, un año o poco más, estamos convencidas(os) de tantas cosas y todo funciona como lo habíamos contemplado (me sucedió). Pero un bebé/niño de 2 años o más, tiene la capacidad de hacer temblar todo lo que hasta ahora había sido pan comido para los padres.

A veces, sobre todo cuando siento que la cosas se ponen difíciles en la relación que tengo con mi hijo en cuanto a lo que comúnmente llamamos disciplina, siento la necesidad de sentarme a recordar y repasar en mi mente, como para no perderlos de vista, los principios sobre los que decidí que iba criar a mi hijo; y en el cúmulo de voces, de recomendaciones, de sentencias sobre educación que llegan a mi mente, logro cerrar la bocina y regresar a la única información que importa, la que no he guardado en el cerebro sino en el corazón.

Pero hay otras ocasiones, en las que has perdido un poco el rumbo, en las que un momento de tranquilidad no es suficiente. Para esos momentos, necesitamos que las palabras de alguien más den forma a lo que podemos llegar a olvidar. Esto me ha ocurrido hoy al abrir el blog Maternidad Consciente de Mónica Manso, quien hoy publica este documento que a su vez ha sido tomado de otros blogs también muy interesantes.


DECÁLOGO DE LA MADRE SEGÚN LA PSICOGENEALOGÍA

1.-He parido un hijo que no es mío. Lo entrego al mundo.

2.-Este hijo no ha venido a cumplir mi proyecto, ni los proyectos de mi árbol genealógico, sino el suyo propio.

3.-No lo bautizo con ningún nombre ya presente en el árbol, ni con nombres que le impriman un destino.

4.-Se lo doy todo, lo crío con afecto, sin dejar de ser yo misma, sin adicción al sacrificio, sino con responsabilidad y desde la libertad.

5.-Le ofrezco herramientas que ayuden a construir el edificio de su propia vida, pero acepto que tome libremente las que el juzgue adecuadas y rechace las inadecuadas para él. Me doy cuenta que la mejor manera de enseñar a un hijo no es con mítines, ni con límites, sino con el ejemplo.

6.-Acepto que deje de llamarme “mamá” cuando él lo decida, para pasar a llamarme por mi propio nombre, porque así rompe lazos de dependencia y la relación entre ambos se equilibra.

7.-Le permito y facilito que tenga un espacio privado e íntimo en la casa que sienta como su propio territorio.

8.- En cuanto a la elección de sus amistades, de su carrera, de sus actividades de ocio, etc., le escucho, le doy mi parecer, pero no selecciono nada por él, ni le prohíbo ni lo obligo.

9.- Dejo que mi hijo cometa errores, que se caiga, que no sea perfecto. Comprendo que cada fracaso es un cambio de camino y con ellos se crece cada día; si lo protejo demasiado lo bonsaitizo, nunca será adulto.

10.-Jamás definiré a mi hijo (“es tranquilo”, “eres nervioso”, “es tímido”…), porque entiendo que los niños se forman su autoconcepto a partir de lo que sus padres dicen de él. Le transmito que dentro de él están todas las posibilidades del ser, lo es todo en potencia.

Y regresa la calma a mí, tomo estas palabras e interiormente las hago mi bandera, porque mi corazón reconoce cada una de ellas y sabe que les ha asignado un lugar desde hace tiempo. Sólo necesitaba que alguien más las recitara.

Empezando la semana, los mejores deseos para todos.



[Fuente de imagen] Pintura acrílica sobre metal. "Madre e hijo" por Elizabeth Ruch