jueves, 31 de marzo de 2011

Yoga para mamá y para Mateo

Empecé a practicar yoga cuando tenía 15 años -hoy tengo 26-. Fui a clases durante dos años y después empecé a practicarlo por mi cuenta apoyada en libros y videos. Hice yoga incluso durante todo mi embarazo y estoy convencida que eso contribuyó en mucho a que todo fuera tan tranquilo y saludable. Sin embargo, al dar a luz no lograba encontrar el tiempo para seguirlo practicando puesto que tardé en adaptarme al ritmo de vida que mi bebé requería, y así se me pasó un año y medio en el que lo hacía dos días sí y tres semanas no, un día sí y un mes no. No lograba ser constante.

Pero Mateo ha llegado a esa edad en la que le encanta acompañarme en todo lo que hago y ayudarme con todas mis actividades, fue así que pensé compartir con él mi momento de yoga que tanto deseaba, y no nos fue tan mal! Empezó a emocionarse desde que me vio poner la colchoneta en el piso, fui explicándole cada movimiento y posición que hacía y no tardó en imitarme:







Así que no sólo pude regresar a mi vida el hábito de realizar yoga sino que también puedo compartir esto, una de mis actividades favoritas, con mi hijo. Espero poder transmitirle todo lo que el yoga puede aportar a nuestras vidas no sólo en el plano físico, también mental y emocional.

El yoga es una disciplina que les enseña a los niños a equilibrar cuerpo y mente, a conocerse a sí mismos y a experimentar periodos de relajación que los ayudan no sólo a mejorar el comportamiento sino la salud mental.

Muchos niños afrontan dificultades en sus actividades sociales relacionadas con miedos, estrés, agresividad, cansancio, ansiedad y falta de concentración que afectan su diario vivir.Las posturas del cuerpo, que se utilizan para los niños, sirven para estimular y activar músculos, órganos, glándulas y articulaciones, mediante la imitación de posiciones que hacen los animales, esta técnica no sólo es beneficiosa sino que agrada a los niños por la cercanía con la naturaleza, un tema que les llama la atención.

Los cuerpos de los niños son muy flexibles y esto les permite disfrutar mucho más del ejercicio, en una buena práctica, en la que se conjuguen cuerpo y mente, con la música adecuada, los niños incluso pueden llegar a sentirse de nuevo como en el vientre materno, lugar donde experimentaron sus primeros estiramientos.

Es evidente que mi hijo aún no tiene la edad ni la madurez necesaria para ser consciente de lo que es hacer yoga, por ahora para él sólo se trata de imitar, hubo momentos en los que perdía el interés y se iba a buscar algún juguete, luego regresaba y volvía a poner atención en lo que yo hacía, sin embargo, por ahora sólo estoy ofreciéndole nuevas experiencias y cuando sea el tiempo él decidirá si continuar o pasar a otra cosa.

1 comentario:

  1. Es genial que puedas compartir con tu hijo una de tus principales aficiones. Me ha encantado esta entrada. Un abrazo.

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