Empecé a practicar yoga cuando tenía 15 años -hoy tengo 26-. Fui a clases durante dos años y después empecé a practicarlo por mi cuenta apoyada en libros y videos. Hice yoga incluso durante todo mi embarazo y estoy convencida que eso contribuyó en mucho a que todo fuera tan tranquilo y saludable. Sin embargo, al dar a luz no lograba encontrar el tiempo para seguirlo practicando puesto que tardé en adaptarme al ritmo de vida que mi bebé requería, y así se me pasó un año y medio en el que lo hacía dos días sí y tres semanas no, un día sí y un mes no. No lograba ser constante.
Pero Mateo ha llegado a esa edad en la que le encanta acompañarme en todo lo que hago y ayudarme con todas mis actividades, fue así que pensé compartir con él mi momento de yoga que tanto deseaba, y no nos fue tan mal! Empezó a emocionarse desde que me vio poner la colchoneta en el piso, fui explicándole cada movimiento y posición que hacía y no tardó en imitarme: